La creación del Consejo de Desarrollo Económico y Social (CDES), es uno de los logros pioneros de mayor importancia del gobierno del expresidente Lula. Órgano de asesoramiento de la Presidencia de la República, compuesto por 90 representantes de la sociedad civil, está dirigido por la Secretaría de Relaciones Institucionales de la Presidencia. Más de 200 líderes pasaron por la experiencia de pertenecer al Consejo, dando una lección de madurez, seriedad y compromiso con Brasil.
Prácticamente todos los cambios que tuvieron impacto en la vida de los brasileños en esos ocho años pasaron por el CDES. Inicialmente, el Consejo fue visto con desconfianza incluso por los representantes del poder Legislativo. Pero eso es historia. En la actualidad, es reconocido como uno de los más importantes instrumentos democráticos que fueron creados, con influencia en las decisiones fundamentales.
La lista de ideas del CDES que se transformaron en acciones concretas, es muy amplia, pero merece destacar : la Ley de Quiebras, el proyecto de ley de colaboración público privada, la Ley General de las micro y pequeñas empresas, el Fondo de Desarrollo de la Educación Básica, la Agencia Nacional del Trabajo Decente, entre otras.
El CDES desempeño un papel importante en la fase más difícil de la crisis económica internacional. A partir de 2008 los Consejeros presentaron diversas propuestas que fueron asumidas por el gobierno. Aquél fue uno de los momentos en que quedó más explicito el espíritu del Consejo: facilitar un consenso nacional en torno a las medidas urgentes a favor de la nación.
El CDES concluyó que Brasil salió de la crisis más fortalecido que muchos otros países, entrando en una nueva fase de su desarrollo. Las directrices para ese nuevo ciclo integran la Agenda para el Nuevo ciclo de Desarrollo, que fue entregado al gobierno en el mes de junio de 2010.
Para las generaciones más jóvenes, la convivencia con las opiniones divergente es natural, pero los brasileños con más experiencia deben acordarse de que, en un pasado no muy lejano, las más altas autoridades eran contrarias al libre debate.
Fuente: Actualidad Exterior; MTIN