En 2002 se estableció un sistema que sustituía las indemnizaciones por despido por el establecimiento de cuentas individuales donde el empresario ingresa el 1,3% del salario.
En los cálculos se partió de la base de que al término de la vida laboral el trabajador acumularía una cantidad equivalente a la indemnización por despido antes vigente, teniendo en cuenta la rentabilidad que se obtendría del capital, estimada en un 6% por año. Tras diez años de vigencia del sistema se ha demostrado que la rentabilidad media ha sido del 2,6% de 2004 a 2011 y en 2011 fue del 0,2%. También se ha demostrado que pocos trabajadores transforman el capital acumulado en un fondo para la jubilación, pues las pensiones del Estado representaban, hace dos años, el 91% de los ingresos por pensión. (DS)
Fuente: Actualidad Exterior; MEYSS