En los últimos procesos de reestructuración han sido despedidos más trabajadores mayores de 50 años que en el pasado y aunque la tasa de desempleo de estos trabajadores no ha subido considerablemente, tienen crecientes dificultades para encontrar un empleo y constituyen el 41% de los desempleados de larga duración. Las grandes empresas son más reticentes a contratar tales trabajadores por los prejuicios que tienen (falta de flexibilidad, de rendimiento y enfermedades frecuentes) y no consideran que los déficits de los mayores pueden ser compensados con su experiencia.
La economía se queja reiteradamente de la falta de especialistas pero no se presiona para que recurran a los mayores. Los empresarios prefieren cubrir sus necesidades con jóvenes, con extranjeros bien formados. Sin embargo, la aceptación política de este comportamiento está llegando al límite y el que fuera Director de la Unión Suiza de Asociaciones Empresariales reconoce que si se quiere mantener la libre circulación de las personas con la UE, hay que convencer a la población de que se hace todo lo posible para contratar a los trabajadores nacionales. (DB)
Fuente: Actualidad Exterior; MEYSS