El tiempo que se tarda en abrir una empresa o iniciar un negocio en Brasil, se ha reducido en un 20%, en los últimos cinco años, pero sigue siendo uno de los mayores del mundo, según datos del Banco Mundial (BM). Los actuales 119 días de demora de los procesos administrativos, eran 152 en 2007. A pesar de la mejora, sólo cuatro países requieren más paciencia para la apertura de una empresa: Guinea Ecuatorial (137 días), Venezuela (141), República Democrática del Congo (160) y Suriname (694 días). La burocracia empuja a Brasil al lugar 179º, en el ranking mundial del BM, elaborado con 183 países, ocupando también el último lugar, entre los países emergentes miembros del grupo BRICS, grupo que incluye a la India cuya demora es de (29 días), Rusia (30 días), China (38 días) y Sudáfrica (19 días). El Banco Mundial toma en consideración para este análisis la mayor ciudad de cada país; de Brasil es considerada Sao Paulo.
Brasil, que grita a los cuatro rincones el hecho de estar ya cerca del pleno empleo – cuando casi la totalidad de la Población Económicamente Activa (PEA) se encuentra en el mercado de trabajo – es también el país de la rotación de la mano de obra. Cada año, de cada dos personas con trabajo formal, una renuncia o es destituida de sus funciones, un cuadro sin precedentes a nivel mundial. Aunque el escenario que se refleja es el de una economía en expansión, en un mundo en crisis económica, los costes impuestos al sector productivo están minando parte de la productividad que podría aumentar la fuerza productiva del país en la competencia internacional.
Al mismo tiempo, que enfrenta una alta rotación de mano de obra, el mercado laboral transita en una maraña de normas legales. Se estima que la Consolidación de las Leyes Laborales (CLT), de 1943, está compuesta actualmente por 2400 normas y leyes. Quiere decir, que en vez de facilitar a las empresas mediante la reducción de los costos de contratación y despido, el estado se siente en el derecho de en todo momento modificar la legislación que mantiene al país en la 121 ª posición de un ranking de competitividad elaborado por el Foro Económico Mundial, con 142 naciones.
En 2010, del total de 66,7 millones de personas con trabajo formal, el 53,1% ha cambiado de trabajo. El año anterior, el volumen de rotación fue del 49,4%. Por lo tanto, el tiempo promedio que una persona pasa en el empleo se redujo a cinco años contra 11 en Alemania. La razón principal: trabajadores poco cualificados. «Cuanto más deficiente es la preparación de la mano de obra, menor es el salario y el tiempo de permanencia en el trabajo». «Para los trabajadores más cualificados existe una carrera dentro de la empresa, no vale la pena despedirlo», señalan los expertos
Otro de los factores de este hecho es que «Cuando el desempleo es bajo, el trabajador tiene incentivos para forzar la renuncia, ya que recibe una multa de rescisión de contrato, el Fondo de Garantía de Tiempo de Servicio (FGTS) y tiene acceso al seguro desempleo». “El promedio nacional de cinco años en el trabajo sólo es superado por los Estados Unidos, en un grupo de 22 países. «El alto volumen de rotación de mano de obra perjudica a todos mediante la reducción de la productividad y las ganancias». Una manera de revertir esta situación sería el aumentar el nivel de educación. En promedio, cada año adicional de estudio garantiza un 10% a más de salario. Por otra parte, los trabajadores con menos estudios están siendo despedidos. La inclusión de trabajadores analfabetos, en el mercado de trabajo, se ha reducido en un 47% en la última década, según los expertos del Departamento Intersindical de Estadísticas y Estudios Socioeconómicos (Dieese).
Fuente: Periódico Folha de São Paulo de 15/02/2012; Actualidad Exterior; Mº Empleo y Seguridad Social