Las reglas más rígidas que obligan a los desempleados a aceptar trabajo están llevando a que cada vez más personas pierdan la prestación por desempleo. En 2010, el número de desempleados que perdió esta prestación social por haber rechazado un empleo, se duplicó en comparación con 2009. Los casos más numerosos correspondieron a rechazos de empleo por razones de salario o por negarse a realizar acciones de formación profesional.
Fuente: Público, 29 de enero; MTIN.