En el peor momento de la crisis, se redujo la jornada de trabajo a casi 60.000 personas (modelo alemán Kurzarbeit) y el Gobierno prolongó el período máximo a los 24 meses. Desde principios de 2011, la Kurzarbeit vuelve a estar limitada a 18 meses y a finales de enero solamente 2.421 personas de 23 empresas redujeron su jornada. Ahora, superada la crisis, se ha comprobado que el temor de una ola de despidos finalizado el período máximo, no se ha materializado y se ha conocido el elevado coste que ha generado. El Estado ha aportado 113,5 millones de euros en 2009 y 54,9 millones en 2010 y según el instituto de economía Wifo se pudieron salvar al menos 8.400 puestos de trabajo. Las empresas, que asumen el 66% del gasto, tuvieron que invertir unos 300 millones de euros. Según expertos, éste puede ser el motivo por el cual este modelo no es tan popular como en Alemania. (DP)
Fuente: Actualidad Exterior; MTIN